Mi segunda pubertad

Llegué a mi cuarta década y así se siente...

Ya me habían dicho un millón de veces que las mujeres llegamos a nuestra mejor etapa después de cumplir los 40. A inicios de este año ya venía preparándome para llegar a tan esperado día, no niego que había momentos de crisis, la culpa es de los libros que comencé a leer por recomendación de booktok y que eran basados en puro romance universitario y juvenil, esas lecturas me fueron despertando recuerdos de mis 20´s, todo lo que hice, todo lo que no hice, todo lo que me hubiera gustado hacer o cambiar, sin embargo fui aceptando la llegada de mi cuarta década con emoción y dignidad.

Me empeciné en hacer que la canción de la señora de la grasa abdominal se convierta en un mito, que ahora los 40´s son los nuevos 30´s como dicen varios slogans publicitarios en redes, sobre todo que gracias a la Shakira y a la JLO tenemos otra referencia respecto a la mediana edad, yo no sé si ellas tendrán crisis existenciales, pero puedo asegurar que yo sí tuve mis días de llanto desenfrenado porque sentía que mi vida no tomó el rumbo que yo hubiera esperado en mi juventud.

Hace casi dos meses cumplí 40, no hice una mega fiesta, tampoco me senté a llorar en una esquina, organicé mi cumpleaños de la forma que quise, respetándome y escuchando mis deseos, una caminata con mis hijos, un paseo en metro con amigas, la reunión con mi club de lectura, nada desenfrenado ni fuera de foco, si hace unos años alguien me hubiera dicho que iba a celebrar los 40 así, no hubiera dado crédito porque siempre me imaginé un viaje estilo la película the hangover, sin embargo lo viví en presencia de lo que mi mente y mi cuerpo pedían ese momento.

Ahora que ya comencé a caminar esta nueva etapa, que es tan marcada y nombrada en la vida de las mujeres, me preguntan si es verdad que es como una segunda adolescencia y mi respuesta es que sí, al menos yo la siento como mi segunda pubertad, tengo cambios de humor tal cual los tenía a mis 15, me han brotado granitos en la cara con furia, es más, todo el acné que no tuve hace años me está atacando con fuerza y rencor por no haberse hecho presente antes, mi atención dispersa está más voladora que nunca, la creatividad me aflora y no siempre en el buen sentido. Tengo mucha energía para bailar, caminar, moverme y a la vez cantar a todo pulmón mis playlists de los 90.

En resumen, sí me siento adolescente física y a ratos emocionalmente, pero ahora tengo mucho camino recorrido, me quiero más, disfruto un helado sin remordimiento, aprendí a poner límites, a respetarme, a ser firme en lo que quiero y no buscar aprobación de los otros. Es verdad que me siento súper joven hasta que me duelen las rodillas, hasta que me veo las pocas canas que me han salido, hasta que me doy cuenta que ya no tengo miedo al cuco del armario, sino que mi nuevo terror es al mal uso de la inteligencia artificial.

En fin, que lindo ha sido el trayecto recorrido, que hermoso es abrazar la incomodidad metabólica y recordarle a esa niña dentro de mí que aunque “ya soy grande” aún puedo ver las cosas a través de su mirada curiosa con la ayuda de mis hijos, decirle a esa adolescente que fui, que hoy ya no busco agradar a otros, sino que priorizo agradarme a mí, que ser mamá me ha dado grandes lecciones de coherencia y ser esposa muchas dosis de paciencia, que nunca es tarde para comenzar un proyecto y que siempre que nos equivocamos, aprendemos, corregimos y seguimos adelante.

Si por ahí hay alguna pequeña en sus 20´s que me lee, quiero decirles que es verdad que a los 40 maduramos, solo no dejen que el camino hasta llegar a mi edad sea en función de otros, o en función del futuro, o en función de la vida que esperan y todavía no tienen.

Con cariño:

La Pame.